domingo, 17 de mayo de 2009

Inundaría el escenario con lágrimas y rompería el oído del público con dicción hórrida, volvería locos a los culpables y dejaría estupefactos a los libres, engañaría a los ingnorantes y desconcertaría, por cierto, las facultades mismas de la vista y el oído. [...] Porque el asesinato, aunque no tenga lengua, hablará con milagroso órgano.

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